https://doi.org/10.25058/20112742.n52.02
William Villa
Investigador independiente, Colombia
wvilla@hotmail.com
Resumen:
Hasta los años ochenta del siglo XX, las comunidades negras del Chocó se identificaban como «libres», un término que hacía referencia tanto a aquellos que habían logrado su libertad durante la esclavitud, como a los que formaron las bases de la sociedad y cultura negra en la región. Estos «libres», a través de la automanumisión y manumisión, establecieron asentamientos en torno a los centros mineros y crearon un sentido comunitario basado en el parentesco. En la segunda mitad del siglo XX, estas familias adoptaron nuevas formas de organización política y social, logrando dialogar con el Estado sobre sus derechos territoriales, lo que culminó en la Constitución de 1991 y la Ley 70 de 1993. Estos cambios transformaron la forma en que las comunidades negras se representan y narran su historia, haciendo énfasis en sus raíces africanas y en la sostenibilidad de sus ecosistemas. Sin embargo, el reconocimiento territorial otorgado por el Estado no ha evitado la subordinación de estas comunidades a las dinámicas extractivas del mercado, exacerbadas con la titulación colectiva de tierras. Este artículo aborda la transformación radical de estas comunidades a partir de la Constitución de 1991 y la Ley 70 de 1993, que reconocieron sus derechos territoriales y colectivos. Sin embargo, estas políticas de reconocimiento se han visto tensionadas por la expansión de una economía extractiva que, lejos de fortalecer el control territorial de las comunidades negras, ha exacerbado su subordinación a las lógicas del mercado y a actores externos.
Palabras clave: comunidades negras, Chocó, «libres», parentesco, Ley 70 de 1993, propiedad colectiva, minería mecanizada, consejos comunitarios, extractivismo.