El buenismo y lo políticamente correcto: prácticas, efectos y alternativas

Editores invitados:

Axel Rojas
Departamento de Antropología
Universidad del Cauca
axelrojasm@gmail.com

Eduardo Restrepo
Centro de Investigación, Innovación y Creación
Departamento de Antropología
Universidad Católica de Temuco
eduardoa.restrepo@gmail.com

Lía Ferrero
Instituto de Estudios Sociales en Contextos de Desigualdades,
Universidad Nacional de José C. Paz
Universidad Nacional de La Plata
liaferrero@gmail.com

En un artículo cada vez más relevante, Stuart Hall analizaba a comienzos de los noventa el fenómeno de lo políticamente correcto (PC), desde sus orígenes como una broma irónica entre estudiantes radicales de izquierda en las universidades estadounidenses, hasta su evolución y apropiación por diferentes sectores políticos (Hall [1994] 2015). Hall describe cómo, en un principio, lo políticamente correcto se utilizó para ridiculizar y criticar comportamientos racistas y sexistas, pero pronto fue cooptado por la derecha, especialmente durante la administración de Reagan. La derecha estableció comités de monitoreo en campus universitarios para vigilar el discurso de los académicos, utilizando la corrección política como una herramienta para controlar y restringir lo que podía ser dicho públicamente.

El fenómeno no se limitó a Estados Unidos; en Gran Bretaña, durante el thatcherismo, se implementaron políticas similares que buscaban reconfigurar el consenso social y moral. Hall argumentaba que lo políticamente correcto es sintomático de una fragmentación del panorama político, reflejando el rechazo a identidades colectivas tradicionales como la clase o el trabajo (Hall [1994] 2015, p. 139). De esta manera, el ascenso de lo políticamente correcto coincidió con el predominio de la Nueva Derecha en los años ochenta y noventa, tanto en Estados Unidos como en Gran Bretaña.

Hoy en día, las cosas han cambiado sustancialmente, ya que son las diferentes expresiones de la derecha en América Latina y en el mundo las que rechazan, bajo la etiqueta de «políticamente correcto», cualquier expresión que cuestione sus naturalizados privilegios. Las acciones afirmativas,el lenguaje inclusivo y los reconocimientos multiculturales e interculturales –herramientas que en no pocas ocasiones fueron bandera de espacios progresistas– son vistos por estas derechas como la hegemonización de lo que denuncian como el «marxismo cultural» que se impone al mundo. De ahí que estas derechas se imaginen a sí mismas como auténticas expresiones de rebeldía (Stefanoni, 2021), que estarían desenmascarando un entramado de eufemismos descabellados y las nefastas consecuencias de lo que consideran como el posicionamiento de privilegios de sectores sociales que aspiran a vivir del Estado.

Por otro lado, en ciertos imaginarios políticos y teóricos de sectores académicos y militantes, que a menudo se enuncian como de izquierda o progresistas, se ha instaurado una serie de prácticas intelectuales que tienden a moralizar y a aplanar los análisis sociales para que se correspondan con lo que les gustaría que el mundo fuera. En estos casos, se vuelve común la idealización normativa de ciertos sujetos subalternizados, a los que se considera como la necesaria encarnación de posiciones políticas democratizantes o clarividencias epistémicas. Esta actitud, que circula informalmente en ciertos espacios de los asumidos «movimientos sociales», pero que también puede tener su expresión en la producción bibliográfica, en las aulas, la militancia y en espacios burocráticos, puede ser denominada como «buenismo».

El buenismo se refiere a una actitud que simplifica y moraliza el trabajo intelectual, partiendo de la premisa de que ciertas orientaciones políticas y los efectos de determinados sujetos y proyectos son inherentemente buenos y adecuados. No solo presupone como buena o bondadosa la orientación política y los efectos de ciertos sujetos y proyectos, sino que reacciona de manera radical ante cualquier expresión de la crítica o complejización del análisis, cuando esta devela que no existe una necesaria correspondencia entre ciertos lugares sociales, políticos y económicos de sujetos o colectivos, y determinadas prácticas, conceptualizaciones o posicionamientos políticos. Para el buenismo, las respuestas (y los buenos) se conocen de antemano.

A pesar de los significativos avances y valiosos aportes de intelectuales críticos, que han mostrado la heterogeneidad y contradicciones que habitan en el seno de los proyectos políticos subalternos, el buenismo encarna también una paradójica política de representación. Con frecuencia son académicos y académicas pertenecientes a sectores privilegiados, los que con mayor vehemencia enarbolan las posturas más conservadoras en defensa de los supuestos de la corrección política.

Con este número de Tabula Rasa esperamos contar con artículos de investigación o de reflexión que permitan entender cómo se ha posicionado el imaginario de lo políticamente correcto, que ha contribuido imaginar a intelectuales y activistas de derechas como los supuestos críticos de la movilización política y del trabajo académico. De igual forma, artículos que muestren la manera cómo este «buenismo» se vincula con diferentes sujetos en su articulación política, cómo se ha constituido, cuáles son sus efectos y cómo se imbrica con un establecimiento académico en América Latina; en particular, la manera en que se pliega al productivismo y las geopolíticas del conocimiento, alimentadas por las angustias de las burocracias académicas orientadas a la generación de indicadores de «calidad».

Esperamos artículos que examinen las retóricas que se articulan en contra de lo políticamente correcto, y den cuenta de las transformaciones en los imaginarios políticos y los paisajes emocionales que habilitan estas específicas disputas. De igual forma, invitamos a presentar trabajos que permitan historizar y etnografiar las trayectorias y efectos del «buenismo» en contextos específicos. Tanto los escozores que produce la corrección política, la manera en que es leída, y las reacciones que genera en quienes se ubican desde perspectivas de derechas, como las clausuras morales y los efectos políticos y académicos producto del «buenismo» en distintos espacios y productos académicos y políticos.

Esperamos recibir artículos que, desde investigaciones concretas, aborden cómo las retóricas contra lo políticamente correcto y el «buenismo» han transformado los imaginarios políticos y emocionales.

Algunas de las preguntas que podrían orientar los artículos propuestos serían: ¿De qué manera se manifiesta el «buenismo» en los espacios académicos y militantes, y cómo simplifica y moraliza el análisis social y político? ¿Cómo se pueden historizar y etnografiar las trayectorias del «buenismo» en contextos específicos, y cómo se relacionan con las exigencias productivistas y las geopolíticas del conocimiento en las academias latinoamericanas? ¿Qué efectos ha tenido el «buenismo» en la producción académica y en la construcción de imaginarios políticos en América Latina? ¿Cómo afectan las críticas y defensas de lo políticamente correcto a la movilización política y al trabajo académico en los contextos contemporáneos de América Latina?

Referencias citadas

Hall, S. ([1994] 2015). Unas rutas «políticamente incorrectas» a través de políticamente correcto. Mediaciones, 14, 136-148.
Stefanoni, P. (2021). ¿La rebeldía se volvió de derecha? Cómo el antiprogresismo y la anticorrección política están constituyendo un nuevo sentido común (y por qué la izquierda debería tomarlos en serio). Siglo Veintiuno Editores.

Para más información o para la entrega de artículos completos con abstract (en inglés, portugués o en español), se debe escribir a este correo: eduardoa.restrepo@gmail.com

La recepción de artículos tiene como fecha límite el 28 de enero de 2025

Los artículos deben ser inéditos, producto de investigación, así como presentarse de acuerdo a las normas de la revista:

Los artículos deben ser inéditos, así como presentarse de acuerdo a las normas de la revista: https://www.revistatabularasa.org/normas/

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